martes, 24 de abril de 2012

Capitulo 23


¡Hola! Deciros que he creado una lista en Twitter para meter a los que me leéis y así avisaros a vosotros nada mas, que si no es un rollo, así que avisadme y os meto :)

También deciros que el próximo capitulo estará para el domingo que viene o así, esta semana me va a ser difícil escribir.

¡Gracias por su atención!
Atte: Yo.

Capitulo 23

[Narra Alba]

- Nos hemos perdido – Le dije por cuarta vez.

- Que no nos hemos perdido, que se que es por aquí.

Había escuchado que ‘Hyde Park’ era enorme y aun así me sorprendió lo grande que era. Habíamos llegado apenas hacia una media hora. El taxi nos había dejado en la puerta que da a ‘Picadilly circus’, Louis no había cogido el coche porque decía que era imposible aparcar en el centro de Londres.
Después de tardar casi una hora en ducharnos, la verdad es que nos entretuvimos bastante debajo del agua, preparamos unos sándwiches y cogimos unas latas de refresco y una bolsa de patatas, nos pusimos ropa cómoda y nos fuimos a pasar el día de picnic por ‘Hyde Park’.
Y ahí estábamos en ‘Hyde Park’. Pero nos habíamos perdido aunque Louis no lo quería reconocer. Quería que comiéramos cerca de una estatua de Peter Pan que hay en el parque. Pero no la encontrábamos, aunque él decía que íbamos en la dirección correcta.

- ¿Por qué no le preguntamos a alguien? – Le dije.

- Porque sé dónde está, y no estamos perdidos. No necesitamos preguntar.

- Los hombres y su manía de no preguntar.

- Eso es un cliché – Me contestó.

- Pues preguntemos entonces…

- ¡Qué no! ¡Que esta es mi ciudad y sé dónde están las cosas! – Dijo seriamente.

- Tu ciudad es Doncaster.

- ¡Verdad! – De repente se puso a hacer aspavientos como si fuera un rapero  – ¡Soy el ‘gansta’ de ‘Doncasta’!

- Si, el ‘gansta’ que se ha perdido – Le dije riendo.

Se acercó a mí y empezó a hacerme cosquillas y a darme besos, mientras decía:

- ¡Pero tú que sabrás enana! ¡Que aquí el mayor soy yo!

- ¡Para! ¡Para por favor! – Apenas podía hablar por la risa y sus besos – La gente nos esta mirando.

- ¡Me da igual! ¡Este es tu castigo por ser tan sabionda! – Me dijo.

Cuando creía que me iba a caer al suelo a causa de las cosquillas, paró. Y se puso a dar saltos señalando a algo. Miré hacia donde señalaba con lágrimas en los ojos a causa de la risa. Y ahí estaba, una escultura negra de ‘Peter Pan’.

- ¡Ves! No estábamos perdidos- Me dijo.

- ¡Bah! Ha sido suerte – Le dije para picarlo.

- ¿Quieres más cosquillas acaso? – Me miró desafiante.

- ¡No! Es verdad, tenías razón y yo estaba equivocada. ¡Oh poderoso y sabio Louis!

Hizo un gesto con la mano como dándome por perdida y se dirigió al césped para extender el mantel que habíamos traído, que era el más feo que había en la casa. Me dijo que se lo había regalado una tía cuando se independizó. Algunos ingleses tenían muy mal gusto… Yo seguí allí de pie en el camino de tierra mirando cómo se peleaba con la mochila por sacar el mantel. Me quedé pensando en él. Me reí al recordar los gestos que había hecho cuando había dicho lo de ‘gansta de doncasta’, recordé que había hecho unos gestos parecidos el día que me acompañó a casa, cuando aun vivíamos en el apartamento. Por aquel entonces nos acabábamos de conocer… Yo no estaba segura de si sentía algo por él, el seguía con Eleanor y todo era muy diferente… Ahora vivimos juntos y se podría decir que somos novios… ¡Novios! No utilizaba esa palabra desde que estaba con Jesús. ¡Qué diferente era ésta relación a la que había tenido con él! Aunque es verdad que yo también era diferente y más madura.

Mi vida había cambiado bastante desde aquella noche que me acompañó al portal. Que rápido pasaba el tiempo… Parecía que ese día había sido ayer, y ya hacía casi un mes. Lo que significaba que me quedaba menos tiempo en Londres y con Louis. Le volví a mirar, ahora sacaba los sándwiches y demás. Tenía que aprovechar el tiempo que me quedaba con él… Aunque por otro lado, ¿No sufriría más en la despedida si pasaba más tiempo con él y dejaba que mis sentimientos crecieran? El simple pensamiento de tener que separarme de él me mataba. Pero era tan fácil, tan fácil deshacerme de ese pensamiento… Sólo tenía que decirme a mi misma frases como ‘Carpe diem’ o ‘Sólo se vive una vez’ para vivir el momento y olvidarme de algo que aun no había pasado y que quedaba tiempo para que ocurriera. Ya me enfrentaría a ello dentro de unos 27 días.

- ¡Pareces idiota ahí en medio quieta mirando a la nada! – Me gritó Louis y me sacó de mis pensamientos.

- Estaba viendo cómo te las arreglabas sin mí, a ver si eras capaz– Le dije acercándome, ya lo había sacado 
todo.

- Ósea que te estabas escaqueando a la vez que te hacías la interesante… ¿En qué pensabas? – Me dijo.

- Recuérdame que le mande un sms a Liz ahora dentro de un rato – Le dije cambiando de tema – No se nada de ella desde hace siglos, me preocupa.

- Creo que deberíais tener una charla de amigas – Dijo – Quizás esta noche podáis cenar tranquilas las dos. 
Le diré a Harry de ir a cenar con los chicos.

Le sonreí. ¿Por qué era tan perfecto? Me comprendía tan bien… Me entendía a la perfección, a veces hasta se me adelantaba. Cómo ahora. Tenía pensado decirle que esta anoche la quería pasar con Liz…
Liz. ¿Cómo estaría? La conozco demasiado bien para saber que en momentos así necesita su espacio. Ella tiene todo un mundo interior en su cabeza y sé que necesita estar con ella misma, en su mundo, en momentos como este. Pero aun así estaba preocupada por ella, no sé cómo estará, ni que estará haciendo. Finalmente le mande el mensaje, necesitaba saber de ella, quizás ahora no está bien.

[Narra Liz]

- ¡YUJU! – Grite soltando las manos del manillar por un momento – Esta es la mejor sensación del mundo.
La cara de Harry había sido un poema. No entendía nada de lo que estaba pasando. Se puso el casco, espero a que arrancara la moto… ¡Dios como echaba de menos ese ruido! Se montó cuando se lo dije. Puse música antes de acelerar. No muy alta para que pudiera oír el tráfico y por si Harry quería hablarme lo que hizo justo en ese momento.

- ¿Qué haces? – Me dijo – La música te puede distraer y esta prohibido.

- Te avise, te dije que si no te importaba hacer algo ilegal, además lo hago siempre en España, es más, creo que nunca he conducido sin música así que estoy acostumbrada, ¿alguna canción en especial?

- No, sorpréndeme - Dijo agarrándose más fuerte a mi cintura.

- Empecemos con ‘The Beatles’ pues – Sonreí, me gustaba la sensación de que me agarra de la cintura con fuerza, como preocupado, pero no exageradamente porque estaba intentando confiar en mí y fiarse de mí como conductora.

Mire a la derecha antes que a la izquierda pero me costaba trabajo, llevaba dieciocho años acostumbrada a mirar primero a la izquierda. Aun así, no tuve mucho problema en hacerme con el tráfico de Londres, al fin y al cabo todas las calles son iguales. Íbamos escuchando ‘That'll Be The Day’. Yo la cantaba grito pelado y oía como Harry lo hacía detrás. En los semáforos la bailábamos. Eso era exactamente lo que había hecho con Alba en España tantas veces. La gente nos miraba, algunos reían, otros nos acompañaban con palmas y unos cuantos nos miraban con desaprobación. Pero nos daba igual, a mí nadie me conocía en Londres y menos con casco y a Harry no se le veía la cara, así que no tenía problemas. Hacíamos lo que queríamos, éramos nosotros mismos.

A veces me gritaba que girara a la derecha o que me metiera por tal calle. Yo no conocía Londres y realmente no teníamos un destino pero me di cuenta que Harry si quería llegar a alguna parte. Y llegamos… Llegamos a la zona de ‘Westminster’, para entonces ya habíamos escuchado ‘Stereo Hearts’, ‘S&M’, ‘Love On The Top’ y ‘Good Feeling ft Levels’, en esta ultima casi nos cargamos los amortiguadores de la 
moto botando.

Era mucho mejor  de lo que espera, estaba en la zona más bonita de Londres, recorriéndola en moto. El iPod estaba en modo aleatorio pero a veces cambiaba la canción porque era en español o no pegaba nada, pero esta vez la deje, aunque era una mas lentilla que no podíamos bailar como las demás, pegaba totalmente para ese momento. Por unos segundos sentí que estaba en una película, tipo ‘Vacaciones en Roma’. Realmente no había canción más perfecta que esa para ese momento… ‘Because maybe, you're gonna be the one that saves me. And after all, you’re my wonderwall’. Sentía como Harry la cantaba, yo me calle. Decidí escucharle a él y a Oasis de fondo. No podía ser un momento mas mágico, ni siquiera los ruidos del trafico de Londres lo estropeaban, al contrario, lo hacían real a su manera, me avisaban de que no era un sueño, de que realmente esto estaba pasando.

Continuamos por la orilla del rio, desgraciadamente la canción término, aunque nadie me borrará ese momento. Es momento en el que sentía el viento en la cara y veía la ciudad, en mi opinión la más bonita del mundo, mientras oía a unos de los mejores grupos de música acompañados por la voz de Harry la cual era increíble.

Al terminarse la canción oí que Harry hablaba.

- Te voy a llevar a un sitio - Oí que decía – Ve por donde yo te diga.

Seguí sus indicaciones. Salimos de Londres, estábamos en una zona que yo no conocía. Tenía pinta de típico barrio residencial, con todas las casa iguales, con jardincitos. Me recordó mucho a ‘Privet Drive’, así se lo hice saber a Harry, oí que se reía y me llamaba friki. Así que di un pequeño frenazo en seco como contestación.

Seguimos unos diez minutos más, salimos de aquella zona de Londres y llegamos a una estación de tren que estaba casi a las afueras. Me hizo aparcar la moto allí.

- ¿Dónde estamos? – Le pregunte extrañada.

- Es una estación de tren ¿acaso no lo ves? – Me dijo.

- ¿Eres tonto o qué? Tengo ojos en la cara, pero digo que ¿Qué hacemos aquí?

- Me gusta este sitio – dijo simplemente.

Se sentó en un banco que había en el andén. Era una de estas estaciones que estaban al aire libre y podías 
moverte por los andenes sin problemas. Me senté a su lado.

- Ha sido sin duda una de las mejores experiencias de mi vida – me dijo mirando a las vías – Gracias.

- Es una sensación genial, la verdad. La echaba de menos.

- Aunque he de decir que he temido por mi vida en algún que otro momento.

- ¡Bah¡ Bobadas, hablas un una conductora experta.

Sonrió. Y siguió mirando a la nada. ¿Ahora qué? Ósea había estado genial pero ahora no había moto ni música, estábamos el y yo, en aquella estación medio abandonada, teníamos que hablar, era un silencio incomodo ¿lo era? O era uno de esos silencios bonitos, no lo sabía, nunca entendía estas cosas. No sabía si hablar o no… mi pequeña duda se vio resuelta enseguida porque Harry hablo.

- Quiero saber de ti – Dijo serio – Quiero conocerte.

Todavía no estaba segura que era lo que tenia con Harry y menos después de todo lo que habíamos pasado. Y mis cosas solo se las contaban a la gente en la que confiaba de verdad, aunque pensándolo bien, a Harry ya le había contado cosas que otras personas no sabían, se lo había dicho en el ascensor. Aun así había muchas cosas que no sabía mí. Cada persona es un mundo y tiene mil circunstancias y experiencias que le marcan y le dan forma, no creo que jamás llegues a conocer a nadie de verdad, a fondo. Pero aunque era reservada para estas cosas, quería que Harry me conociera más.

- Me llamo Elizabeth Petters, tengo diecinueve años, no se que voy a estudiar en la universidad y no tengo ningún talento – Dije un poco como una broma, no sabía cómo empezar la conversación tampoco.

- ¿Petters? – Pregunto

Mierda.

- ¿Tu padre también es ingles? – Siguió preguntando

- Si – Musite

- Pensaba que era español.

- Pues pensabas mal, es ingles de Liverpoool.

- Como tu madre entonces – Dijo.

¿Cómo podía recordar eso?

- Exacto - No me gustaba el rumbo que estaba cogiendo la conversación.

- ¿Por qué se fueron tus padres a España?

- Se fue. Se fue mi madre… - dije

- ¿Tu padre sigue viviendo aquí? – Se notaba que le interesaba el tema.

- Supongo

- ¿Supones? – Sabía que la conversación se había desviado a mi relación con mi padre, la cual no existía, sabia que tendría que explicarme. A ver sabia que si no quería no tenia por qué, pero ahora que había sacado el tema y pensaba de nuevo en mi padre, tenia ganas de desahogarme - ¿No te hablas con él?

- No, ósea, mi madre lo conoció, se enamoro, lo hicieron y se quedo embaraza, no se lo dijo porque ya no estaban juntos. Al año le busco, pensó que yo merecía un padre aunque no estuvieran juntos. Lo encontró, casado y con hijos. Ya estaba casado cuando estuvo con ella. No pudo con eso y se fue a España donde vivían sus padres porque mi abuela si que es española y cuando se jubilaron se mudaron a España. Eso es todo.

- ¿No el conoces? – Me dijo

- Hace unos años vine de vacaciones a Londres con mi madre y visitamos Liverpool, porque yo se lo pedí a mi madre. Igual que le pedí que le avisara… Pensaba que si el sabía que estaba allí querría conocerme, no quiso, no apareció…. - Tenia la mejilla húmeda, de repente me di cuenta de que estaba llorando. Recordé porque odiaba hablar de esto, y era porque me hacia llorar, me ponía triste, me hacia débil y a mí no me gustaba ser débil.

Sin previo aviso y sin decir ni una palabra. Me abrazo. Me abrazo fuerte, era un acto protector. Entonces ya no pude dejar de llorar. No quería que me soltase nunca. Tenía una relación amor-odio con Harry eso lo tenia asumido, peor era nuestra relación, y era perfecta a su manera.

No sabía cuánto estaba necesitando un abrazo de Harry hasta que me lo dio. No por lo de mi padre, necesitaba su abrazo por todo. Inconscientemente y sin haberlo buscado se había convertido en una persona muy importante en mi vida. Habíamos compartido, en realidad, muchos momentos íntimos. Yo siempre me reía de las chicas que se enamoraban en unas semanas, pero ahora me había pasado a mí. Sabía que podía confiar en él, que no era perfecto, que era un ligón y a veces un poco inmaduro, sobre todo en el tema de relaciones con chicas. Pero así le quería.

Estuvimos mucho tiempo abrazados. No hablo. No me acaricio, ni nada. Solo me abrazo. Quería que me besara, no lo hizo. Quizás no quería hacerlo, quizás solo quería que fuéramos amigos. No lo sabía. Quizás aún era pronto para pensarlo, acabamos de arreglar nuestros problemas, estábamos bien, no había prisa, que pase lo que tenga que pasar cuando tenga que pasar.

Me vibro el móvil. No quería aparatarme, pero él se separo un poco. Así que dejamos de abrazarnos, me seque las lágrimas y busque el móvil en el bolsillo. Tenía un sms. Era de Alba.

- Es Alba, quiere que cenemos esta noche, las dos juntas – Le dije. En verdad no tenía porque darle explicaciones pero quería.

- Me parece normal, lo necesitáis – dijo

- Antes tengo que pasarme por casa de Danielle para despedirme y recoger las cosas.

- ¿Vuelves? – dijo entusiasmado

- Creo que si – Le dije

- ¡Genial! Echo de menos tu horrible cara de recién levantada y el olor de tus pies.

- Mis pies huelen a rosas – dije riendo, me había hecho sonreír

- Yo he dicho el olor no a que olían, si te picas será por algo.

- ¿A que me largo con la moto y te dejo aquí? – le amenace.

- Eres totalmente capaz así que mejor me callo.

- Buen chico – le dije

Nos quedamos un rato más sin hablar. Supongo que los dos teníamos mucho que pensar. Ese abrazo había cerrado heridas pero, al menos en mi caso, había avivado deseos. El deseo de que me abrace así todo los días, de que me bese, de que me quiera como le quiero yo… ¿Cómo le habrá afectado a él? Quizás para el solo había sido un abrazo normal, no se…

[Narra Harry]

La vuelta en la moto fue igual de genial, aunque más corta. Le indique como llegar directamente al apartamento de Danielle, habíamos perdido casi todo el día con el paseo en moto. Aunque había sido perfecto.

Estas eran las cosas que me gustaban de Liz, que no era normal, no se la podía encasillar en una personalidad o un estilo, te sorprendía cada dos por tres. A lo mejor exageraba y no era tan intrigante como pensaba, pero a mí me lo parecía.

Cuando se había puesto a llorar, en lo único que pensaba era en consolarla, en hacer que no llorara mas, que no sufriera. Pero no sabía hasta donde podía llegar, acabábamos de arreglar las cosas, no quería cagarla. Pero aun así no aguante mucho, tenía que abrazarla, mas no podría hacer, pero algo era algo, podía rechazar mi abrazo, era muy independiente, pero no lo hizo me dejo que la abrazara.

Ese abrazo me hizo ser consciente de que ella y yo teníamos una conexión. La tuvimos en el ascensor y el hecho de habernos acostado la ha incrementado, sentía como podía confiar en ella, que ella me comprendía y yo a ella. Lo cual realmente era un disparate, no nos conocíamos tanto. Pero era así, era como si ella hubiera estado ahí todo el tiempo, en España, esperándome y yo aquí viviendo mí sueño sin saber que la esperaba a ella. Era ridículo, pero era así, así lo sentía. El destino quería que nos conociésemos. Zayn podría haber pedido fuego a otras chicas, ellas podían haber ido a otra zona de Londres aquel día, podía no haberla conocido, pero sabía que así tenía que ser, que tenía que conocerla. Me di cuenta de que la vida se compone de pequeñas casualidades y que nunca sabes que te vas a encontrar al girar una esquina…. Era una sensación genial, sentir que tenía esa relación con Liz, esa conexión por llamarlo de alguna manera.

No bailamos ni cantamos tanto en la vuelta. Se notaba que ambos estábamos enfrascados en nuestros pensamientos ¿En qué estaría pensando ella? A lo mejor no pensaba lo mismo que yo… no se lo iba preguntar tampoco, tenía que dejar tiempo y espacio, aun era todo muy reciente, la había cagado pero bien y este era mi castigo, esperar.

No subí a ayudarla con sus cosas, no eran muchas realmente y tenía que devolver la moto. Además así también podría despedirse de Danielle con intimidad. Quedamos en el portal en una media hora o así.
Cuando estaba llegando a la tienda de alquiler de motos, se me ocurrió una idea. Le pregunte al dependiente, y me dijo que no había problema, así que me compre la moto. Me había gustado la experiencia, sabía que Liz no me dejaría regalársela pero la podría utilizar en estos días y me podía enseñar a usarla. Además me recordaría a ella, aunque se fuera a España, aun me quedaría esa moto y así no la olvidaría jamás, ni a este día, ni esta sensación.

[Narra Alba]

- La vas a ahogar – Oí que decía Louis, que nos miraba al lado de la puerta.

Harry seguía fuera en el vestíbulo, no le habíamos ni dejado entrar. Pero me daba igual, parecía que hacía siglos que no la veía, no la quería soltar. Dábamos saltos y gritábamos y nos dábamos besos.

- Te he echado de menos pedazo de puta – Oí que decía Liz en español, apenas podía hablar porque la abrazaba muy fuerte

- Y yo, se me iba a olvidar tu fea cara – le conteste

Y seguimos riendo, abrazándonos, gritando dando saltos. Al fin nos soltamos pero no tardamos ni un segundo en volver a abrazarnos. En el segundo que estuvimos separadas Harry aprovecho para entrar y cerrar la puerta, se coloco al lado de Louis. Como habíamos dado vueltas mientras nos abrazábamos, ahora era yo quien los tenia de frente, veía como nos miraban como si estuviéramos locas. Cuando estábamos a punto de separarnos se empezaron a abrazar ellos dos.

- Hazza, mi Hazza – oí que decía Louis.

- Te quiero mucho hermano – le contestó Harry.

Mire a Liz, ya nos habíamos separado. Y nos entendimos a la perfección fuimos hasta ellos y nos unimos a su abrazo. Y empezamos los cuatro a saltar y a gritar. No paraba de reír. Parecía que no nos habíamos visto ninguno en años.

Cuando nos separamos Louis hablo.

- Rizos, hemos quedado para cenar con los chicos en casa de Liam, invite a Andy y a Stan también ¿te 
parece?

- Perfecto, me cambio y vamos.

- Yo he comprado comida del McDonald – Le dije a Liz mientras bailaba.

- ¡Gordas, gordas semos gordas! – Me siguió ella.

Fuimos a la cocina y empezamos a sacar las cosas de las bolsas de papel. Sabía perfectamente que comprarle a Liz en el McDonald, sabía sus gustos en comida basura. Aunque hay que decir que aquí saben diferente y hay menús distintos.

Los chicos se fueron al rato, por fin estábamos solas y comiendo comida grasienta y buenísima. Pusimos música para cenar, ya se había convertido en una costumbre comer con música y no con la televisión.

Me conto la disculpa de Harry, la veía feliz, sabía que lo había pasado mal, pero no quiso preocuparme no me hablo de los dos días que paso sola con sus pensamientos, eso era algo suyo, pero me hablo de como estaba ahora, y estaba bien. Era muy independiente, si tenía un problema, lo tenía que solucionar ella. Se emociono mucho al hablar del día de hoy, con lo de su padre y la disculpa de Harry, había sido un día lleno de emociones para ella. Me sorprendió que le hubiera hablado a Harry de su padre, no lo hacia con cualquiera y me alegraba mucho de que estuviera feliz. Después de casi mas de una hora hablando de ella, me toco el turno a mí, era inevitable.

- Pero a ver guarrilla – me dijo con una sonrisa picara- Aquí la que mas tiene que contar eres tú.

- Apenas – le dije riendo

- ¿Te lo has tirado? – me pregunto

- Eres lo mas sensible y delicado que hay en el mundo, de verdad Elizabeth…

- Perdona, perdona, habéis llevado vuestro amor al… no se me ocurre ninguna metáfora sobre sexo bonita ahora mismo, así que, ¡cuenta¡

- Me llevo a un hotel… – Le dije

- ¿Y qué? ¿Cómo estuvo? – Liz sabia que no había estado con nadie desde Jesús, no en ese sentido.

- Pues, estaba algo nerviosa, era Louis el chico que me gusta y era Louis Tomlinson mi cantante favorito y encima hacia meses… ya sabes. Pero todo fue más que perfecto… Lo echaba de menos – dije riendo.

- Bueno pues ya que hablamos de sexo... me acósate con Harry - Dijo de repente – ¡Ala mira qué bonito es ese cuadro de ahí…!

- ¿QUÉ QUE? – Le grite

- Pues que ese cuadro de ahí que…

- No me cambies de tema…

- Pues me beso en la discoteca el jueves y vinimos a casa y lo hicimos…

- ¡Detalles, ya, ahora! – le espete

Después de que me contara todo entendí lo mal que lo habría pasado durante estos días. Me tome la historia casi como una película, me gusto que se enrollaran, odie a Harry después de lo que le dijo, estuve triste por Liz por como lo paso después, me compadecí de Harry cuando le pidió perdón y envidie el día que habían pasado juntos. Su historia era de película.

- ¡Escribe un libro! – Le dije cuando acabo – Bueno, no, que aun no tiene final…

- Pues no, no lo tiene, y no se aun cual será…

Yo si sabia cual seria el final. Acabarían juntos. Sabía que a ella le encantaba Harry,  yo lo sabía desde el principio por mucho que negara, y después de todo lo que me había contado estaba claro que a Harry le gustaba ella, pero eran los dos tan sumamente imbéciles que seguramente tardarían la vida en reconocérselo y estar juntos. Pero no teníamos tanto tiempo, nos iríamos en un mes. Temía que no se dieran cuenta y no afrontaran las cosas pronto, y por ello no pudieran aprovechar el tiempo juntos… Aunque quizás es mejor así, les dolerá menos cuando tengamos que irnos… Cuando yo me tenga que despedir yo de Louis me querré morir.

domingo, 15 de abril de 2012

Capitulo 22


Capitulo 22

[Narra Harry]

No tardé mucho en dar con el parque. No es que hubiera muchos por aquel barrio. Era el único que había en varios kilómetros a la redonda y además no era muy grande, era más bien pequeño, lo cual me venia genial para buscar a Liz. No sería difícil.

Y no lo fue, en apenas unos minutos di con ella. Estaba sentada en un banco con unos auriculares de los grandes. Me acerqué a ella rápidamente, pero cuando estaba solo a unos pasos, me entró miedo. ¿Qué pasaría? ¿Me perdonaría? ¿Me odiaría para siempre? ¿Me querría? No sabía las respuestas a esas preguntas, lo que si sabía es que si quería esas respuestas tenía que armarme de valor y sentarme a su lado. Pero no fui tan valiente como quería, me senté en el banco sí, pero en la otra punta y sin apenas hacer ruido. Ella no se percató de que alguien se había sentado a su lado. Y si lo hizo no le importó, porque no giró la cara.

No sé cuantos minutos pasaron, pero es que no sabía qué hacer. Esperaba que ella se hubiese fijado en mi, nunca supuse que sería yo quien tendría que avisarla… ¿Qué hacia? ¿Le daba unos toquecitos en el hombro? Ridículo. La simple idea me parecía de lo más infantil. Me acerqué un poco a ella, me senté en el centro del banco. Tampoco se podía decir que esta acción fuese muy madura, pero es que realmente no sabía qué hacer.

Por fin se percató de que alguien estaba sentado al lado suyo. Giró un poco la cabeza, me miró de reojo y volvió la cara de nuevo hacia el frente. Parecía que no se había dado cuenta de quién era. Tardó unos segundos en reaccionar, pero lentamente volvió a girar la cara hacia mí. Yo no sabía que hacer. No quería mirarla a los ojos y ver todo el dolor que le había causado, así que miré al frente. Pero de reojo vi que aun seguía mirándome. Se llevó una mano a los auriculares y se los dejó en el cuello.

Tendría que mirarla en algún momento. Era más que evidente que me estaba mirando, no podía obviar ese hecho más tiempo. Conté hasta tres, me armé de valor y me enfrenté a sus ojos.
Estaba igual de guapa que siempre, pero se le veía más delgada. Estaba algo pálida y se le notaban mucho las ojeras. No tenía pinta haber comido mucho, ni de haber dormido en estos últimos días. Y todo era culpa mía.

No dijo nada. Estaba claro que esperaba a que fuera yo quien hablara, lo cual era normal, pues era yo quien había ido a buscarla. Pero, ¿qué le iba a decir? Le dije lo mas evidente, pero también lo más necesario e intenté que sonara totalmente sincero, porque así lo era.

 - Lo siento – Le dije. Ni se inmutó.

 - ¿Por qué? – Preguntó.

Que por qué lo sentía… Antes de contestar lo pensé. ¿Qué era lo que sentía? ¿Qué era por lo que tenía que pedirle perdón? Y de repente a mi cabeza vinieron todos los momentos que había vivido con ella. Tenía mucho por lo que pedirle perdón.

- Lo siento por cómo te desprecié el día que nos presentaron; lo siento por cómo me comporté después de lo que pasamos en el ascensor; lo siento por cómo te traté en la discoteca el día que conociste a Rhys; lo siento por no creerte cuando dijiste que Alba era inocente, siento no haber confiado en ti; siento no haberte abrazado y cuidado mejor cuando estabas mala; siento haberme distanciado de ti, haber estado frío contigo cuando tu no tenías la culpa de nada y ni si quiera te había dado una explicación… Siento de verdad haberte dicho que fue sólo sexo, porque no fue sólo eso. Para mí fue mucho más que sexo… Siento haberte dejado ir, siento no haberte venido a buscar antes y siento aún más que te tenga que estar pidiendo perdón por todas las cosas horribles que te he hecho y que tú no te mereces.
Creo que no se me olvidaba ninguna.

- Lo siento de verdad Liz. Espero que algún día me perdones – Le dije.

Cuando le miré de nuevo a los ojos, ya que había bajado la vista porque no fui capaz de ver su reacción mientras me disculpaba, vi que estaba llorando.

- ¿Lo he pasado mal sabes? – Me dijo – No te lo estoy recriminando ni nada, yo también tengo culpa de algo – Fui a interrumpirla, a decirle que ella no tenía la culpa de nada, pero no me dejó – Y no quiero pasarlo mal nunca más. Bueno, sé que eso es imposible, pero al menos durante este verano, que se supone que iba a ser mi verano. Durante este verano no quiero pasarlo mal de nuevo.

- ¿Qué puedo hacer yo para que sea así? – Por un momento tuve miedo de que la respuesta fuera, ‘Aléjate de mi vida’ o algo así, pero una vez más me sorprendió.

- Alquila una moto – Dijo tranquila.

- ¿Qué? – No entendía a que venía eso.

- Que si quieres que no lo pase mal y que te perdone, tienes que alquilar una moto… Ah y busca un adaptador de esos para poner dos auriculares.

Apenas tenía sentido lo que me decía. Pero al menos me hablaba, y había parado de llorar. Algo era algo.

- Entonces alquilo una moto y busco un adaptador para poner dos auriculares, ¿algo más?

- Sí, la moto de 49 centímetros cúbicos, no de más. Pilla dos cascos de moto y dos auriculares. Nos vemos en casa de Danielle dentro de una hora.

Me levanté y me fui de allí, ella se había puesto los cascos de nuevo. No la entendía, no era normal, quizás eso era una de las cosas que me gustaban de ella… ¿Qué clase de persona después de que le pidan disculpas pide que le alquilen una moto? Me sacaba de quicio no poder entenderla. Pero me fui contento en busca de lo que me había pedido después de lo mal que la había tratado. Lo menos que podía hacer era complacerla, y si quería una moto, una moto tendría.

[Narra Louis]

Me gustaba quedarme en la cama pensando después de haberme levantando. Mucha gente lo hacia al revés, se quedaban pensando antes de dormir. Supongo que no todos somos iguales.

Este domingo también lo hice, y con más motivos que nunca. Tenía mucho que pensar, y apenas había podido hacerlo desde el viernes. El viernes… Quizás uno de los mejores días de mi vida.

La cena fue perfecta, el sexo fue increíble… Tenía miedo de que después de todo lo que habíamos pasado, el hecho de estar por fin juntos llevara a una situación rara, que fuera incomodo. Pero no lo fue en absoluto. Es más, el sábado fue un día genial junto a ella. Se podría decir que el sábado fue la prueba de fuego. Estuvimos los dos todo el día juntos, ya como pareja, y todo fue perfectamente. Todo era diferente de cuando estaba con Eleanor, no es que con ella no pasara buenos ratos, pero es que Alba y yo nos entendíamos tan bien…

Por ejemplo, cuando llegó la hora de acostarnos, ella se fue a su cuarto y yo al mío. Estábamos empezando una relación, el hecho de que viviéramos juntos podía hacer que las cosas fueran difíciles. La convivencia nunca es fácil. Pero, ¿cómo se le dice a una chica que es mejor ir despacio sin hacerle daño? Es que no hizo ni falta, ella pensaba exactamente igual que yo. Entendía a la perfección que teníamos que ir con tranquilidad. Y que era mejor que no durmiéramos juntos, al menos de momento. Cuando empiezas una relación no vives con esa persona de inmediato. Yo quería que nuestra relación fuera lo más normal posible teniendo en cuenta que vivimos juntos, que soy famoso y que se iría en un mes. Cualquier hecho que la mantuviera como una relación normal era lo mejor. Y los dos lo sabíamos… De repente mis pensamientos se vieron interrumpidos.

¡Pum! La puerta se abrió de golpe y entró Alba corriendo y en pijama.

- ¡Bu-bu-bu-buenos días! – Dijo casi gritando.

- ¡Ouch! – Esa fue mi respuesta, porque fue lo único que pude decir. Se había lanzado encima de mí.

- ¿A que estoy guapa recién levantada? – Dijo echándose hacia un lado.

- Ya te vi ayer recién levantada. Qué mala memoria tienes, ¿eh? – Le dije riendo.

- Imbécil. Lo sé. Pero después de una noche de pasión, no eras objetivo.

- ¡También es verdad! – Le contesté mientras le agarraba la cara y le plantaba un beso en la boca - ¡Buenos días! – Le dije cuando paré.

- Serían más buenos si me besaras otra vez… - Dijo.

- Pues entonces lo haré. Todo porque tu día sea perfecto – Y la volví a besar.

Nos besamos durante un rato. Hasta que le rugió la barriga.

- Creo que tienes hambre – Le comenté.

- Un poco.

- Vamos a desayunar, pues.

Cuando nos levantamos nos dimos cuenta de que Harry no estaba, lo cual era raro. Era demasiado temprano para que Harry se hubiera levantado, y más aún siendo domingo. Pero por mi mejor. Así estábamos los dos solos.

Le hice de desayunar el típico desayuno ingles, con bacon, judías, pan, huevo… Ella me ayudó un poco, decía que con el hambre que tenía no podía sentarse a esperar, que se volvería loca.

- Yo me encargo del bacon y tú de los huevos – Dijo poniéndose a mi lado en la cocina.

- Perfecto – Contesté.

- ¿Me cantas? – Me preguntó de repente.

- ¿Qué quieres que te cante? – Le dije.

- No sé, una canción cualquiera, que quieras cantar mientras cocinas. La que sea, aunque no la conozca – Me dijo.

- Vale.

Me quedé un rato pensando y al final decidí cantar una canción que cantaba con mis hermanas y mi madre. 
Era de un programa infantil bastante conocido aquí en Inglaterra. Se trataba de una canción para niños con lo cual la letra no era nada del otro mundo. Pero pareció gustarle, movía la cabeza al son de la canción.
Cuando terminamos de desayunar se puso a dar saltos por la casa. Yo estaba sentado en la silla aún digiriendo lo que acababa de comer.

- ¿Qué vamos a hacer hoy? – Gritaba mientras saltaba.

- ¿Qué quieres hacer a ver?

De repente dejó de saltar.

- Creo que me he mareado – Dijo.

No podía dejar de reír. Se sentó otra vez en la silla y me volvió a preguntar:

- ¿Qué vamos a hacer hoy?

- ¿Qué se te apetece pesada?

- No sé, algo de domingo… Además hace buen tiempo.

- ¡Un picnic! ¡En Central Park! – Dije.

- ¡Genial! Llamaré a mi jet privado y nos iremos en un momento a Nueva York.

- ¡Perfecto! Dile que pare antes en México y le compramos comida a Harry.

- No, mejor a la vuelta – Me dijo muy seria – Que si no se va a poner mala – La última palabra ya la dijo 
con una sonrisa en la boca y tras decirla empezó a reír. No aguantó más la broma.

- Vale, lo de Nueva York lo dejamos pero podemos hacer un Picnic en Hyde Park.

- Me parece correcto – Dijo levantándose y recogiendo su plato – Pues me voy a la ducha.

- Pues me ducho contigo – Le dije levantándome también.

- Pues vale – Y se acercó a darme un beso.

[Narra Niall]

Menudo domingo de mierda que me esperaba. No sabía nada de Charlie, Liam estaba con Danielle, no sabía dónde estaba Harry y por fin Louis y Alba estaban juntos. Así que después de desayunar me fui un rato a jugar a la play con Zayn.

Me abrió la puerta en pijama.

- ¿Preparado para que te de una paliza? – Me dijo como saludo.

- Sabes que soy un crack en el FIFA.

- Ya veremos.

Jugamos seis partidos. Acabo ganándome él. Ganó cuatro de los seis partidos. La verdad es que yo no estaba muy concentrado y me lo debió de notar.

- ¡Que paliza hermano! – Dijo regodeándose – Aunque diré en tu defensa que parecía que estabas en otro lado.

- La verdad es que lo estaba, aun así me has machacado – Le dije.

-  ¿Dónde estabas? ¿Con Charlotte? – Y me dio un codazo cómplice mientras lo decía.

- Más quisiera... Pensaba en ella si, pero no en eso…

- ¿Ha pasado algo?

Todos los chicos eran como hermanos para mí. Todos los días agradecía la suerte que había tenido, el hecho de decidir presentarme a ‘The X Factor’ e incluso que no me cogieran en el ‘BootCamp’, todo eso llevo a que nos pusieran en un grupo y a que los conociera a ellos. Sé que muchos grupos de música parecían amiguísimos y después tenían problemas, pero nosotros de verdad éramos amigos. Más que eso diría yo, éramos hermanos. Nuestras personalidades habían encajado a la perfección. Era genial vivir todo lo que me estaba pasando pero era mejor al compartirlo con ellos.

Ahora mismo Zayn era el único que no tenía problemas ‘con faldas’ como diría mi padre. Pero había pasado lo suyo y daba muy buenos consejos. Así que no dudé ni un momento en contarle todo lo que pasaba, la diferencia de edad, el problema del padre, que a Charlie no le hacía mucha gracia la fama y eso, todo. Necesitaba desahogarme y no había nadie mejor a quien contárselo que a Zayn.

- No deberías de preocuparte tanto, eres Niall ‘el chico sin preocupaciones’, ya verás que mañana cuando 
hables con ella encontráis una solución.

- Eso espero, porque de verdad esta chica me gusta y quiero seguir conociéndola.

- A mi me pareció muy simpática, una buena chica – Me dijo.

- Lo es, la verdad – Suspiré- No me gusta serlo, pero lo soy. Soy un romántico y me enamoro fácilmente.

- ¿Se puede hablar ya de que estas enamorado? – Me preguntó.

- Bueno, no lo sé, pero creo que sí o por lo menos estoy a las puertas de ello.

- Pues entonces espero de verdad que todo te vaya bien, te lo mereces – Pasó su brazo por encima de mi cabeza, me agarró el cuello y me frotó el puño por la cabeza. Al final me dio un beso en el pelo.

Le abracé y empecé a decirle.

- ¿Qué pasa? ¿Quieres mimitos?

- Estoy falto de amor Nialler – Me dijo mientras reía – A este paso vais a estar todos con novia menos yo.

- Tampoco creía que quisieras una – Le dije.

- Ya sabes, hay días y días. Aunque de momento estoy bien como estoy. Tengo diecinueve años soy famoso, guapo…- Rió- Las chicas no se me resisten, no.

- Ya llegara alguien si es que tiene que llegar – Le dije muy filosófico, aunque no aguanté mucho esa postura, y me empecé a reír de mi propia frase.

Pasamos el resto de la tarde así, riéndonos, comentando anécdotas, pensando como seria la gira de otoño. 
Teníamos ganas. La verdad es que estar de gira tenía sus momentos malos, echabas de menos mucho a tu familia y tu casa, sobre todo tu cama, pero en general para mí era de los mejores momentos de mi vida. 
Pasan muchas cosas cuando te llevas varios meses viajando por todo el mundo con tus cuatro mejores amigos.

Hablamos de Louis y de Alba, los dos nos alegramos por ellos, hacían una pareja increíble.

- Al final Louis y Harry me van a tener que agradecer que les pidiera fuego hace un mes – Comentó Zayn riendo.

- Te van a hacer un pedestal.

- Me lo merezco – Dijo.

- Aun que no se si Harry contribuirá en el… No sé yo como están las cosas con Liz.

- Esos dos acaban juntos, te lo digo yo. Lo dije con Liam y Danielle cuando la conocimos en ‘The X 
Factor’ y no me equivoqué.

- No, para nada – Comenté - ¿Cuándo crees que será la boda? – Le dije riendo.

- No creo que tarden mucho… ¿Te imaginas que se casan? ¿Quién será el padrino?

- Obviamente yo – Le dije.

- Mas quisieras, todo el mundo sabe que yo soy el favorito de Payne.

- Ya veremos – Le contesté.

Me había venido muy bien pasar la tarde con Zayn, hacía tiempo que no estábamos los dos solos. Nos reímos mucho imaginándonos la boda de Liam y Danielle. La verdad es que esos si que eran una pareja perfecta. Una vez más desee que yo algún día tuviera algo así con una chica, y si podía ser con Charlie 
mejor.

[Narra Liz]

Después de que se fuera me quedé unos diez minutos más en el banco. Pensando. Sabía que era él quien se había sentado el banco en cuanto lo hizo. No me hizo falta mirar. Ese olor era inconfundible. Lo reconocería en cualquier parte, y más después de aquella noche. Pero jugué un poco con él, quería ver que hacia, cómo reaccionaba. Sabía que él esperaba que me hubiese dado cuenta y que le hubiera mirado, además también necesitaba pensar. Lo había hecho mucho en aquel fin de semana. Intuía que aquel momento llegaría, bueno, era mitad intuición mitad deseos enormes de que el viniese a buscarme. Y lo había hecho. ¿Y ahora qué? ¿Le iba a perdonar? ¿Había algo que perdonar? En cierta manera yo era culpable también. Dos no se pelean si uno no quiere, pues lo mismo con el sexo. Tampoco tenía que perdonarle por sus palabras ‘ha sido sólo sexo’ porque si así es como él lo sentía no tenía que disculparse por ello y yo no le tenía que perdonar por nada.

Algo en mi interior estaba nervioso y expectante, otra parte de mi estaba a la defensiva, me había hecho daño y no quería volver a pasarlo mal, pero tenía que reconocer que me había hecho daño porque yo le había dejado. Si hubiera seguido con mi muro anti-Harry no habría pasado nada de esto. Tomé la decisión un segundo antes de que él se acercara más a mí. Decidí ser feliz. Dejarme llevar.
Pienso que fue la decisión más acertada. Incluso el me ayudó diciendo que qué podía hacer para que mi verano fuera mejor y entonces se me vino a la cabeza. Echaba mucho de menos la sensación del viento contra mi cuerpo, de tener el control, de ser rápida y ágil. Echaba de menos montar en moto.

Desde que tenía catorce años supliqué que me dejaran sacarme el carnet de moto y que si hacía falta unir al menos tres cumpleaños y dos Reyes Magos para comprarme una, lo haría. No fue hasta los dieciséis cuando por fin conseguí la moto y me saqué el carnet. Desde ese momento mi moto, a la que le puse el nombre de Rufo, y yo no nos habíamos separado durante tanto tiempo. Me encantaba conducirla y siempre iba a todos lados en ella, aunque estuvieran a un paso de mi casa. Sé que es de vaga pero es que era superior a mí, esa sensación de libertad que me producía.

Lloré con sus disculpas. Sabía que eso iba a pasar, sabía que la conversación que iba a tener con él, fuese por donde fuese encaminada iba a estar acompañada de mis lágrimas. Pero creo que era una manera de limpiarme a mí misma, de purificarme, de echar todo hacia fuera y ser una nueva yo, dejando el pasado atrás.

También tengo que reconocer que sus disculpas me emocionaron porque sonaron totalmente sinceras. No soy tonta, sé que hay gente que miente muy bien, pero si eran mentiras lo que salía de su boca que viniera alguien a darle un óscar.

Me levanté del banco. Estaba contenta. Contenta porque Harry y yo lo habíamos arreglado, no del todo, pero sí que habíamos dado un gran paso hacia adelante, quizás no estábamos destinados a estar juntos. 
Pero eso no quita que no podamos ser amigos. O quizás si que podamos estar algún día juntos. Sólo de pensarlo me ponía nerviosa. Pero estaba claro que antes que nada teníamos que solucionar todo lo que había pasado, al menos estábamos ya en ello.

Había decidido no volver a construir una barrera anti-Harry porque en mi plan de ser feliz, entraba, obviamente, él. Me exponía a que me volviese a hacer daño pero creo que era más feliz si al menos era sincera conmigo misma y disfrutaba de él, de su compañía, sin estar mintiéndome a mi misma y sin estar alejándome de él continuamente.

Había llegado a casa de Danielle y ni si quiera me había dado cuenta. Cuando subí y abrí la puerta estaba en el sofá viendo la tele.

- ¿Cómo estás? – Preguntó con voz preocupada.

La verdad es que Danielle era un cielo, una gran persona. Este fin de semana nos había ayudado para conocernos mejor y realmente era una buena amiga.

- Bien, no te preocupes, no ha sido tan malo. Era necesario – Dije.

- Bueno, espero que ahora estés mejor – Sonrió.

- Sí, creo que lo estaré y también creo que te dejaré en paz por fin. Esta tarde me volveré a  casa de los chicos.

- Por mi te puedes quedar aquí cuanto necesites, lo sabes ¿verdad?

- Si – Le dije – Lo sé, pero creo que ya va siendo hora de que salga de mi escondite y me enfrente al mundo.

- Lo que tú veas. Por cierto, ¿quieres que hagamos algo? Liam viene para acá dentro de un rato… 
Podríamos ir los tres a dar un paseo o algo.

- No te preocupes he quedado en media hora, así que me voy a la ducha.

- ¡Vale!

Elegí ropa sencilla y cómoda. No me preocupé mucho por mi aspecto, ni siquiera me maquillé. Iba tarde así que no me dio tiempo a secarme el pelo, pensé en cogerme una cola pero con el casco eran muy incómodas, así que me lo dejé suelto. Ya se me secaría con el viento. Además hacia un día estupendo. Cogí el móvil y el iPod y me senté con Danielle en el sofá a esperar a que llamaran al timbre.

No tardó mucho en hacerlo. Me despedí de Danielle y le prometí que no me iría esta tarde hasta que ella llegara y se despidiera de mí. Bajé las escaleras rápido. Estaba algo nerviosa. Más que por Harry por la moto, aunque por Harry también.

Abrí la puerta de la calle y ahí estaba él. Con dos cascos negros en las manos y una moto preciosa. Era una vespa antigua, roja con el asiento en beige. Estaba sonriendo pero aun así se le veía que está interesado en saber el porqué de mi extraña petición.

- ¿Te importa hacer algo ilegal? – Le dije a modo de saludo.

- No, soy un chico temerario – Contestó más intrigado aún.

- Pues dame el adaptador.

Lo enchufé en el iPod, le pedí los dos auriculares y enchufé ambos en el adaptador. Le pasé uno y me puse yo el otro.

- Ahora ponte el casco, nos vamos a dar un paseo.

lunes, 9 de abril de 2012

Capitulo 21

Tengo unas cosillas que deciros:

1. El breakingdance...

No ya enserio:

1. He puesto una encuesta ahí en el lateral derecho, así que vota, que quiero saber si os gusta u os parece una
mierda ¡Ejercer vuestro derecho al voto y a la libertad de expresión!

2. Si alguno no me sigue en Twitter recordad que soy : @LadySarcastic y que me encanta seguir a mis lectores así que avisarme, ¡y que me sigan!

3. (Ya es el ultimo) Solo deciros que si la recomendáis me haríais un GRAN favor.

¡Una vez mas muchas gracias por leerme!

Capitulo 21


[Narra Alba]

Estaba tumbada en la cama mientras oía el ruido de la ducha. Louis hacía apenas unos minutos que se había 
levantado para ducharse. Pensé en acompañarlo pero estaba agotada, bastante ajetreo habíamos tenido la noche anterior. Me ruboricé un poco al recordarlo, había sido maravilloso. De las mejores noches de mi vida, y eso que me había llevado casi tres años con mi novio. Pensé que estaría nerviosa, hacia tiempo que no lo hacía y encima era Louis, pero todo salió perfecto.

No sé si le pasa a todo el mundo, pero cuando estás en el momento te dejas llevar por la situación. No piensas, solo actúas como tu cuerpo te pide actúes. Y con Louis encima fue todo más fácil.

Sin darme cuenta estábamos tumbados en la cama sin dejar de besarnos y acariciarnos. Parecíamos uno de lo pegados que estábamos, no tardamos mucho en desprendernos de la ropa que sobraba bastante en ese momento. Cuando estuvimos desnudos paró un momento de besarme y me contempló. A mi me dio algo de vergüenza, no me disgustaba mi cuerpo pero en ese momento Louis me estaba viendo con cada una de mis imperfecciones. Me miró a los ojos después de unos segundos y susurró ‘eres perfecta’, entonces ninguno de los dos lo alargamos mas y nos dejamos llevar.

Primero fue lento, con dulzura, conociéndonos el uno al otro. Sin prisas. Pero una vez que la pasión ya estaba más que desatada nuestros cuerpos querían más, mucho más. No se cuantas veces lo hicimos, al menos cuatro o cinco. Descansábamos, nos besábamos, nos mirábamos y lo volvíamos a hacer. Por mi lo hubiera seguido todo la noche y todo el día, pero finalmente el cansancio nos venció.

Hacia un cuarto de hora que nos habíamos despertado. Primero me desperté yo, por un momento no supe como actuar, son estos segundos en los que recuerdas todo lo que hiciste la noche anterior y de repente no sabes que hacer. Pero era Louis, no era un extraño, era casi mi mejor amigo, había confianza más que de sobra. Y aun más después de la noche que habíamos pasado.

Así que me acerque a él y le desperté con una mezcla de besos y mordiscos, por el cuello y el pecho. Olía a hombre y eso me gustaba. Me gustaba que fuera tan masculino, y la verdad es que estaba bastante fuerte. 
Cuando abrió los ojos me miró sonriendo y me dio un beso en la nariz que me hizo cosquillas y le dije que parara. Pero al ver que tenía cosquillas decidió que en vez de parar me iba a hacer cosquillas por todo el cuerpo. Casi me caigo de la cama de la risa. Es más, aun ahora me duela barriga de tanto reírme. Al final hizo caso a mis suplicas y paró, se levantó y se metió en la ducha no sin antes hacer una parodia de lo mal que olía tapándose la nariz exageradamente.

Aun estaba recordando todo lo que había pasado en esa cama hacia unas horas cuando salió de la ducha en toalla.

- ¡Deja de exhibir tu cuerpo que tampoco es para tanto! – Le dije riendo.

- Miles de mujeres matarían por este cuerpo, entre ellas tu – Dijo dándose golpecitos en la barriga.

- Bah, yo ese cuerpo ya lo tengo catado – Contesté- Ahora, eso sí, no quiero que lo caté ninguna de esas 
miles de mujeres.

- ¿No te dan pena? – Dijo mientras se tiraba en la cama al lado mía.

- Algo, pero aun así no te comparto, ¿o te gustaría que este precioso cuerpo que dios me ha dado sea disfrutado por mi enorme cifra de pretendientes?

-  Jamás – Lo dijo serio pero en tono de broma - ¿Enorme cifra de pretendientes? Más quisieras.

- No vamos a discutir sobre quien tiene más pretendientes porque claramente gano yo…

- No, no vamos a discutir pero no porque vayas a ganar tu, si no porque prefiero besarte – Y dicho esto se acerco a mí y me beso. De repente paró y añadió – Creo que tú también te deberías duchar.

- ¡Serás imbécil! – Le pegué con la almohada mientras me reía, aunque quizás tuviese razón.

Me levanté de la cama y me dirigí a la ducha. Nada más que salí de la ducha le pedí que nos fuéramos a casa. Me había tenido que poner la ropa de la noche anterior y no me gustaba la idea, quería cambiarme 
cuanto antes. Me entendió perfectamente, aunque me dijo que le daba coraje no poder aprovechar mas la habitación.

Mientras devolvía la llave me pille una revista del hotel y me puse a leerla. Me la lleve sin darme cuenta hasta el coche, me di cuenta cuando ya estaba montada.

- ¡Ala! Me he llevado la revista…

- Serás ladrona - me dijo Louis riendo.

- Ha sido un accidente – Dije mientras fingía que me enfadaba.

- No sé yo si quiero estar con alguien que va por ahí robando – continuo.

- ¡Ea! Pues ya sabes lo que tienes que hacer – abrí la revista por la mitad e hice como que leía.

- ¿Ya te has enfadado? ¡que poco aguante! – Me dijo riendo, sabía que no estaba enfadada, no le conteste.

Estábamos en un semáforo y Louis empezó a darme besos por el cuello. Pero yo seguía de digna haciendo como que leía la revista aunque en verdad no le estaba echando mucha cuenta. Hasta que leí su nombre. El suyo y el de todos los demás. De repente me acordé que hacía unos días habían dado una entrevista a una revista, miré la portada y efectivamente esa era la revista a la que le habían concedido la entrevista.

Se lo mostré y me dijo que la leyera en voz alta. Me hacía gracia en cierta manera leer sobre él en una revista cosas en plan su color favorito o su película favorita o cosas así. Seria porque yo lo veo como Louis no como ‘Louis Tomlinson de One Direction’ y cuando me encuentro con ‘Louis Tomlinson de One Direction’ me choca pensar que son la misma persona. Para mí no era la misma persona él que estaba sentado a mi lado que el que veía en revistas y fotos desde el ordenador de mi casa hacia unos meses.
Llegué a una parte de la entrevista en la que hablaban de nosotras. No salían nuestros nombres pero era obvio que éramos nosotras. ‘Las chicas misteriosas que acompañaron a One Direction a la Première de 
‘Los Juegos Del Hambre’’. Le miré con interés y me hizo un gesto que claramente significa ‘sigue, sigue leyendo’, así que lo hice.

‘Creemos que teníamos la obligación de preguntarle a los chicos de One Direction por las misteriosas chicas que los acompañaron a la Première de la película del momento ‘Los Juegos Del Hambre’, nuestras lectoras se merecen saber quiénes son. Así que chicos, ¿quiénes son?

Zayn: Bueno pues… (Pero no pudo continuar porque el chico de los rizos de oro, Harry Styles, le interrumpió)

Harry: Pues a ver, es sencillo, mi madre tiene una amiga de la infancia que ahora vive en España y una de estas chicas es la hija de la amiga de mi madre. Es como una hermana para mi, no sé si me seguís (Si Harry cariño, nuestras lectoras son listas) La otra chica es su amiga y han venido a pasar el verano a Londres para mejorar el ingles y eso, y bueno que menos que ayudarlas a adaptarse y quedar con ellas…

¡Que menos! Si lectoras además de guapos y con talento son buenos amigos y ayudan a quien lo necesita. Intentamos sacarles el nombre de estas afortunadas chicas pero no hubo manera…

Louis: Hay que respetar su intimidad, pero vamos que no me importa decir el nombre de los demás, mira ese de ahí se llama Niall, ese Zayn, el feo es Liam y esta preciosidad de aquí se llama Harry, y yo, yo soy Tommo.

Nuestro Louis tan gracioso y bromista como siempre. No conseguimos saber sus nombres, pero no desesperéis lectoras porque al menos nos dijeron quien era cada una. La chica del pelo castaño claro y bonita sonrisa que iba guapísima a la Première con ese vestido que le favorecía tanto es la hija de la amiga de la madre de Harry (¡Ay, suena tanto a historia del barrio!) y la de el pelo negro y grandes ojos con unas pestañas que dan envida es su amiga de España.

Solo tenemos que decir que estas chicas son más que afortunadas además de guapas ¡Nos morimos de envidia!’

Cuando terminé de leer el artículo mire a Louis. Antes de que pudiera hacerle las preguntas que rondaban por mi cabeza, habló.

- Espero que no te haya molestado pero Harry y yo pensamos que era lo mejor…

- No, no te preocupes – Le dije- Lo entiendo perfectamente, y también creo que quizás es lo mejor.

Era verdad, me había pillado de sopetón pero ahora que lo pensaba no me parecía una mala solución para callar bocas. Lo que no tenía tan claro es como le iba a sentar a Liz. No le gustaban las mentiras y aparte no se nos había consultado, sabía que no le iba a hacer mucha gracia.

[Narra Liz]

La mañana del sábado había llegado. Era una realidad. Y había que afrontarlo. Había quedado con Rhys en una cafetería cercana. Danielle estaba en casa y no quería que tuviera que sufrir toda la pelea o lo que fuera a pasar. Aunque sí que le pedí que me dejara un vestido que ponerme, no me parecía bien presentarme con una camiseta de Harry, sería demasiado. Por un lado me daba pena lo que iba a hacer, tanto por Rhys que no se merecía lo que le he hecho como por mí, lo estaba pasando bien con él. Vale, no estaba enamorada pero pasé buenos momentos con él. Pero sabía que si Rhys me perdonaba, cosa que no creo que sucediera, yo no volvería con él. Sabía que esa mañana se acabaría nuestra relación. Primero porque ya le había engañado una vez, el se merecía a alguien mejor, se merecía pasar pagina y encontrar a otra que de verdad le merezca. Y, por otro lado, porque quiero a Harry, y eso es una realidad. Y para mi seguir con Rhys si él decide darme una oportunidad mientras me gusta otra persona es igual que ponerle los cuernos otra vez, es engañarlo.

Llegué a la cafetería con bastante antelación, pero estaba tan nerviosa que nada más que hacia dar vueltas por el apartamento de Danielle, así que decidí que antes de volverla loca mejor sería bajarme ya, e ir a la cafetería dando un tranquilo paseo. Aunque intenté ir despacio, llegué pronto a la cafetería. ¡Genial! Ahora tenía que esperarle sentada en una mesa… Me pedí un café, que ni siquiera probé y que se quedó enfriándose en la taza mientras yo destrozaba la servilleta de papel que me habían dado.
Lo vi aparecer a través de las cristaleras de la cafetería. Estaba guapo. Entró decidido en la cafetería y enseguida me vio. Intenté sostenerle la mirada pero no pude. En cuanto sus ojos encontraron a los míos agaché la mirada.

- ¿Qué pasa guapa? – Me dijo mientras se sentaba.

Levanté la mirada al fin y le miré directamente a los ojos. Su expresión cambió. Había entendido que pasaba algo malo, que algo malo había sucedido. Y no era tonto, así que creo que no tardó mucho en entender más o menos de que iba el tema.

- ¿Qué ha pasado Liz? – Me preguntó.

Ahora me tocaba a mí hablar, no podía dejar que pasaran más segundos incómodos. Pero, ¿cómo empezaba? ¿Se lo decía directamente? ¿O le daba rodeos? Había decidido no echarle la culpa al alcohol, si había pasado lo que había pasado había sido porque yo había querido. Me parecía de cobardes esconderme en que estaba borracha, porque por muy borracha que se esté una parte de ti sabe perfectamente lo que estás haciendo. Del mismo modo me parecía una cobardía también echarle la culpa a Harry. Harry no tenia novia, era yo quien había engañado a alguien, Harry era libre de hacer lo que quisiera, yo debería haberle dicho que no. Aun así algo de culpa tenía porque él sabía que yo tenía una relación, pero dejando eso aparte por lo demás la culpa era solo y exclusivamente mía.

- Me he ido con otro – Le dije, no creo que hiciera falta decirle con quien, ese no era el tema.

- ¿Cuando? – Me dijo simplemente.

- El jueves por la noche – Le miraba a los ojos pero me costaba mucho aguantarle la mirada.

- Es otro es él ¿verdad? – Me preguntó.

- ¿Qué más da? El hecho es que te he engañado, que me he comportado como una puta y que no te lo mereces y que, aunque sé que no arregla nada, lo siento.

- Pues a mi si me importa saberlo – Insistió – Dime la verdad, te liaste con él, ¿verdad? ¿Te liaste con Harry?

- Si – Fue decirlo y que se me cayera una lágrima por la cara. Había intentado contenerla pero no pude más. Y después de esa vinieron más.

- Decir lo sabia me parece una estupidez, pero realmente no me sorprende. Más de una vez lo pensé, simplemente te creí cuando me decías que sólo erais amigos, cuando yo veía claramente la relación que teníais, que no era de amigos, y sabia que tarde o temprano explotaría.

- Rhys yo… - No sabía que decir.

- Pero en verdad… En verdad, tú me lo advertiste desde el principio. Yo sabía que te irías al final del verano, sabía que querías una relación libre sin presiones, sin celos. Sabía que él te miraba igual que te miro yo, pero que tu a él no le mirabas como a mí ni mucho menos y aun así… Aun así me deje enamorar por ti. Quizás no enamorar, pero si es verdad que me gustaste mucho, me gustas mucho…

- Lo siento de verdad, yo no lo busqué, no quería que pasara. Y en cuanto pasó, me arrepentí y quedé contigo para contártelo, sé que esto no lo soluciona pero creo que tienes que saberlo.

- Me estas mintiendo – Se había puesto muy serio – Y te estás mintiendo a ti misma – Se levantó – No te arrepientes. Si acaso te arrepientes de no haberme dejado antes para no sentirte mal contigo misma por haberme puesto los cuernos. Pero del hecho en sí, de haberte besado o lo que hayas hecho con él, de eso no te arrepientes. Te gusta, es más me atrevería a decir que le quieres. Así que no me mientas y me digas que te arrepientes y que lo sientes, porque no es verdad.

Dicho esto se dio la vuelta y se marchó. En ningún momento de la conversación alzó la voz así que nadie en la cafetería se había dado cuenta de lo que acababa de pasar en la pequeña mesa del final. Lo bueno de Londres es que todo el mundo va a su bola y con prisas. No se metían en la vida de los desconocidos. Así que nadie se fijó en la chica que lloraba en silencio, sentada sola en una mesa, y si alguien se fijó no dio muestras de ello. Aquí cada uno tienes sus propios problemas.

De repente estaba en un parque que había entre la casa de Danielle y la cafetería. Era pequeño y desentonaba totalmente con el barrio que era muy urbano. Me senté en un banco. Después de varios minutos sentada llorando decidí que quería que me diera el aire de la calle y que tenía que pensar. Tenía que pensar en todo lo que me había dicho Rhys y en como había ido la conversación.

Estaba claro que no pensaba darme una segunda oportunidad como pensé que quizás haría. Aunque yo no le iba a dejar que me diera una segunda oportunidad no sé cómo me sentó el hecho de que ni siquiera se planteara decirlo. ¿Pero qué mierda pensaba? ¿Encima quería que Rhys me suplicara que volviera con él? 
Tenía lo que me merecía, había perdido a Rhys y para siempre, sabía que ni una amistad se podría sacar de lo que yo había destruido.

Pero lo que más vueltas me daba por la cabeza era la idea de que según él ‘no me arrepentía’. Sus palabras habían sido duras, pero yo no merecía menos, y además habían despertado en mi una duda.
Básicamente la duda era, ¿ahora qué? ¿Qué iba a pasar conmigo? Estaba sola y enamorada. Lo que quería decir es que estaba totalmente vulnerable y odiaba eso. Harry había dejado claro que para él había sido solo sexo. Una chica más de las cientos con los que se habrá acostado. Soy solo eso, una más. En algún momento pensé que era importante para Harry, cuando lo único que soy es gilipollas e ingenua.

Había caído en la trampa que había estado evitando desde que le conocí. Aún era pronto para volver al piso donde estaría él, no quería mirarle la cara aun, necesitaba un día o dos más para recomponer mi muro y poder enfrentarme a esos ojos verdes sin derrumbarme y llorar. O suplicarle para que me quisiese o algo así. Bastante patético, pero creo que sería capaz. Me había gustado ese parque, ahora sería mi refugio. Era pequeño y apenas nadie iba a él, además así dejaba la casa de Danielle de vez en cuando, ella necesitaba su intimidad y tranquilidad. Aun así me quedaría todo el fin de semana en su casa, me sentía un poco mal abusando tanto de su hospitalidad pero me dijo que no había problema y de verdad necesitaba estar alejada del apartamento. Alejada de él.

[Narra Niall]

Intentaba no pensar en ello, pero me costaba trabajo. El simple pensamiento de que a lo mejor no podía volver a verla era insoportable. Aunque bueno, siempre me quedaría la cafetería.

Volví a mirar el móvil, nada. No sabía nada de ella desde el sms que me mandó de madrugada… ‘Nos vemos el lunes en la cafetería. No me llames ni nada. Lo siento, te quiero’. Por un lado era ‘¡Oh dios mío me ha dicho que me quiere!’ Por otro era ‘¿Por qué no te puedo llamar ni ver hasta el lunes?’

La cita había ido genial. La comida estuvo buenísima, lo cual para mi es importante. Ella estuvo guapísima lo cual era de lo más normal. Hablamos de todo, de todos los temas que se pueden hablar, eso me gustó… No nos quedábamos sin temas, siempre había algo que decir, alguna broma que hacer.
Sólo fuimos a cenar por que su padre, quien era muy estricto, la había reñido porque decía que últimamente salía mucho y que ese viernes tenía que llegar temprano a casa.

Me pidió que lo entendiera, pero me costaba. Llevaba un año viviendo solo sin darle explicaciones a nadie y aun cuando vivía con mi padre y su mujer tampoco se podía decir que tuviera el horario muy limitado. Por eso no entendía como podría haber un padre así de estricto. Teniendo en cuenta además que Charlotte era perfecta. Sacaba dieces en el colegio y tenía un trabajo para las vacaciones de verano. Era más de lo que 
yo hacía a su edad…

No tardé mucho en descubrir que si que existían padres así. La llevé a casa en taxi y cuando bajamos me dispuse a tener un momento de los nuestros en el portal, como la última vez. Ella no puso pegas. Nos besamos y acariciamos, todo lo que habíamos estado conteniéndonos durante la cena en la que había habido algún mimito pero no el suficiente como para calmar las ganas que tenía de tocarla y besarla.

Estábamos tan entretenidos que no escuchamos el ruido de los pasos por la escalera y apenas nos dimos cuenta de que la luz de su portal se había encendido. Yo me di cuenta de que algo pasaba cuando sus labios se aparataron de los míos bruscamente. Levanté la mirada y me encontré con un señor alto y moreno, con la misma expresión de dureza en los ojos que sabia poner Charlotte. Nos la había puesto alguna vez que entrábamos en la cafetería cuando ‘no le hacíamos mucha gracia’. La tenía agarrada por el brazo, pero no apretaba lo suficiente como para hacerle daño. Si llego a ver que la estaba lastimando me hubiera encarado con él aunque me sacase más de dos cabezas.

Recuerdo perfectamente como nos gritó.

- ¡Charlotte! ¡A casa ahora mismo! ¡Estas no son horas de estar en la calle y menos para hacer lo que estabais haciendo!

Yo me esperaba que me echase la culpa a mí, un típico ‘Jovencito, deje en paz a mi hija’. Pero no hubo nada de eso, a mi me ignoró totalmente.

Se fue con ella por la escalera y me dejo ahí como un tonto en el mismo sitio en el que hacía apenas unos minutos la estaba besando. Charlotte había intentado zafarse y despedirse de mí pero su padre no la había dejado. Ella había gritado:

- ¡Niall te llamaré!- Pero apenas terminó la frase su padre contestó:

-  No le volverás a ver.

Y desde entonces lo único que tenía era el sms, donde decía que hasta el lunes no la podría ver. El sms y unas fotos que no habíamos hecho en el taxi. No dejaba de verlas.

Me gustaba mucho Charlie y no quería que esto acabara así. No quería que terminara algo que recién estaba empezando y que era genial.

Todo el día del sábado estuve hecho una mierda. Fui a un partido de futbol con Louis y Harry para ver si así me despejaba, pero no dio mucho resultado. Además perdimos por goleada, Harry tampoco estuvo muy 
fino.

[Narra Harry]

Estaba tirado en el sofá cuando llegaron Louis y Alba, se les veía más que felices.

- ¡Ya ha caído oficialmente en mis encantos! – Gritó Louis.

- ¿No será al revés? ¿Quién te dice a ti que mi comportamiento no era una táctica para conseguirte?

- Sois únicos, de verdad – Les envidiaba. Sobre todo a Louis, porque él si sabía como tratar a una chica que le gustaba y como conseguirla, no como yo, que era un desastre.

- Espera que tenemos un baile y todo – Gritó Alba y soltó el bolso en un sillón.

- ¿Tenemos un baile? – Le preguntó Louis extrañado colocándose al lado.

- Si,  ¿no te acuerdas? – Se notaba a leguas que Alba se lo estaba inventando.

 -¡Ah, verdad! – Louis le siguió la corriente – 1…2… y… 3

Cada uno empezó a bailar como le daba la gana. Louis hacia movimientos exagerados, después intentó imitar a Alba pero ésta comenzó a imitar a un mimo y Louis desistió de intentar que pareciera que de verdad tenían un baile y siguió a lo suyo.

No podía parar de reír, era patético. Sabía que Alba lo había hecho para animarme y lo habían conseguido. Empecé a aplaudirles dándole ritmo a sus bailes. Al rato Alba casi sin aliento dijo:

- Me voy a cambiar – Nos señaló - Haced la comida.

- ¡A sus órdenes, mi capitana! – Dijo Louis haciendo un saludo militar - ¿Liz come en casa?

- Que yo sepa no, voy a llamarla – Y se dirigió a su cuarto.

No está bien lo que hice, pero fui a espiar a Alba. Quería saber cómo estaba Liz, dónde estaba y con quién estaba. Claro que no caí en que la conversación seria en español. Ya podrían practicar también el inglés entre ellas… Mis dos años de español en el colegio no habían servido de mucho, aunque entendí casa. Ósea que estaba en casa de alguien o que venía a casa o yo que sé. Decidí dejar de espiar y ayudar a Louis con la comida, lo que estaba haciendo estaba mal. Justo cuando me disponía a darme la vuelta e ir a la cocina oí una palabra que si entendí ‘Rhys’. Ósea que estaba con Rhys… También podía significar que lo había dejado con Rhys o que la frase fuera Rhys es imbécil, pero no sé porque prefería pensar que era que estaba con Rhys, que se habían reconciliado y que eran felices. Que Liz era feliz sin mi en su vida… Era un poco masoquista.

Durante la comida Alba y Louis estuvieron cariñosos pero sin pasarse, no querían que me sintiera mal. Aunque si que estuvieron graciosos, no paraban de hacer tonterías… Encajaban a la perfección y se notaba que se querían. Al mirarlos me preguntaba como seria yo si saliera con Liz, como sería nuestra relación… Seguro que estaríamos todo el día peleándonos, pero a nuestra manera, que en realidad no estaba tan mal. Sonreí solo de pensarlo… Pero yo nunca estaría con Liz, quizás ni volviéramos a ser amigos.

- ¿Qué te ha dicho Liz? – Le preguntó Louis a Alba.

- Que no cree  que venga en todo el fin de semana y que no la eches de menos, que te tendrás que conformar conmigo – Contestó Alba.

- Haré el esfuerzo – Contestó éste riendo.

- ¡Que envidia! ¡Todo el fin de semana dale que te pego! – Realmente, no se porqué lo dije.

- ¿Cómo?- Me preguntó Alba.

- Ya sabes, Liz y Rhys, que estarán todo el fin de semana haciéndolo.

- ¡Liz no está con Rhys! – Dijo, se había enfadado - ¡Y además no lo han hecho!

Parecía que se arrepentía de lo que acababa de decir. A mí me había sorprendió que Alba dijese eso. Llevaban casi tres semanas juntos, me parecía raro que no lo hubieran hecho, decidí sacarle más información.

- ¡Venga ya! Tiene 19 años y llevan casi tres semanas, no soy tonto.

- Yo no estaría tan segura de que no seas tonto – Dijo- Pero para tu información Liz no lo hace con cualquiera, o le quiere o nada.

- Todo hemos estado borrachos y ya sabes… - Conmigo lo hizo borracha así que no me venga con tonterías… Pero claro, eso Alba no lo sabía, aun no se lo había contado… ¿Por qué?

- Te digo yo que la conozco desde hace años que ni borracha se va con cualquiera. He estado con ella cuando estaba muy borracha y si ligaba no pasaba jamás de los besos. La conozco bien, muy bien, Liz solo lo hace si hay sentimientos, al menos por su parte. Y por muy borracha que esté siempre sabe lo que hace y lo que deja de hacer, siempre la he envidiado por eso. Te puedes creer que está muy borracha pero siempre es consciente de lo que hace…

- Bueno… Perdón, no te pongas así… - Necesitaba pensar - ¿A qué hora hemos quedado para el partido? – Habíamos quedado con algunos amigos para jugar un partido de fútbol.

- A las 5 y media – Dijo Louis que había estado callado todo el tiempo.

- Vale – Me levanté y recogí mi plato y eso – Avísame cuando nos vayamos.

No soy muy bueno jugando al futbol, pero ese día fui un desastre. Y Niall que se vino conmigo y con Louis tampoco estuvo muy fino. Ya le preguntaría que le rondaba a él por la cabeza. Ahora necesitaba primero aclarar la mía.

Apenas cené. Deje que Louis y Alba disfrutaran del salón juntos y me dirigí a mi cuarto en cuanto acabé de comer.

Me costo trabajo dormirme. Mil preguntas pasaban por mi cabeza. Tenia que aclararme. Primero, Liz no estaba con Rhys así que, ¿dónde estaba? ¿Estaría con Danielle de verdad? Segundo, Liz sólo lo hacía con alguien por el que sintiera algo, ¿significaba eso que me quería aunque fuera sólo un poco? ¿O quizás yo fui la excepción a su regla? El simple hecho de que ella pudiera sentir algo por mi me alteraba el estómago. 
Cuando por fin me llegó el sueño, una sola idea rondaba mi cabeza, tenía que verla, tenía que hablar con ella y sobre todo tenia que disculparme.

Cuando me levanté decidí poner en marcha el plan que había elaborado en mi cabeza la noche anterior. Iría al piso de Liam, no era seguro, pero si Liz estaba con Danielle, Liam lo sabría. Me vestí y me dirigí a su casa sin desayunar, no tenia apetito.

Me abrió la puerta medio dormido.

- Harry, ¿qué pasa? – Me preguntó.

- ¿Liz está con Danielle? – Le pregunté como única respuesta.

- ¿Por fin vas a ir a buscarla? – Esta pregunta de Liam resolvía la duda de si él sabia donde estaba. Estaba 
claro que sí, pero además también sabía lo que había pasado.

- Sí – Contesté decidido.

- Pues sí, está en casa de Danielle, y espero de verdad Harry que no sea demasiado tarde.

 - Gracias Liam – Me di la vuelta y baje por las escaleras corriendo hasta el aparcamiento.

Cuando llegue a casa de Danielle ya era media mañana. Esperaba que estuviera en casa, o mejor no, que solo estuviera Liz… Porque como Danielle me mirase como me había mirado Liam no se si podría aguantarlo… ¿Tan mal me había portado con Liz? Sabía que la respuesta era que si, solo esperaba, como 
Liam, que no fuera demasiado tarde.

Llamé al telefonillo y me abrieron, aun no sabía quién me había abierto. Cuando llegué a la puerta, ésta estaba abierta y Danielle estaba apoyada en el quicio.

- Liam me ha llamado – Me dijo a modo de saludo.

- ¿Está dentro? – Le pregunté.

- No, no está aquí.

- ¿Dónde está? – Me miró, sabia por su expresión que se estaba preguntando si decírmelo o no...– Por 
favor Dani…

- Se ha llevado todas las noches llorando ¿sabes? – Su mirada era dura – Y encima el Rhys ese no la ha tratado muy bien cuando le contó lo que había pasado…

- Te juro que lo único que quiero es arreglarlo. Pedirle perdón y que ella esté bien.

- Esta en un pequeño parque que hay dos manzanas a la derecha más o menos, se llama C.S. Lewis Park…

- ¡Muchas gracias! – Me acerqué a ella y le di un sonoro beso en la mejilla, estaba feliz.

Quizás no debería estarlo porque en unos minutos podía encontrarme con lo que más miedo me daba, con el rechazo de Liz, con que ni siquiera fuese mi amiga, con que no quisiera verme más… Sólo pensarlo dolía, pero aun así estaba contento. A unos minutos estaba ella y quizás, con un poco de suerte, me perdonaba.